miércoles, 29 de septiembre de 2010

Coqueteos con la pornografía

Una mujer aparece, el muchachito está excitado. La mujer parece ser bailarina, a los zapatos de tacón negro le siguen unas delgadas piernas que continúan en muslos blancos que se esconden tras un holgado vestido negro, unos pequeños pezones se dibujan debajo de la delgada tela blanca que cubre improvisadamente el torso de la mujer. El muchachito no puede dejar de mover nerviosamente sus manos, los pantalones le aprietan justo por sobre la pelvis. La mujer comienza a mover sus caderas en un vaivén hipnotizante, el muchachito desabrocha sus pantalones con urgencia. La bailarina detiene sus movimientos y los reanuda dejando sus manos vagar sobre su cuerpo, delineando cada curva, mientras, el muchachito baja sus pantalones y comienza a tocarse las piernas al ritmo que la bailarina marca a la distancia. Un movimiento ensayado basta para desatar las ropas, las prendas caen al suelo en pocos segundos, la bailarina posa sus manos sobre el triángulo castaño que se enmarca bajo su vientre, el muchachito gime desesperado porque ya no puede contenerse.
Ver a esa cautivante bailarina cuesta un ligero movimiento de muñeca, así se enciende el televisor, así el video regresa al comienzo. ¿Por qué salir de casa si obtiene un orgasmo cuando su bailarina se desnuda frente a él?.

1 comentario:

Virgilio dijo...

Extraño fenómeno es el de la seducción, si uno se da cuenta, en el sentido de este escrito, el que pierde es el Hombre, porque desde el comienzo se puede deducir “Una mujer aparece” y la va describiendo, se va CREANDO si se podría decir, en cambio el muchacho se va destruyendo, se va desnudando, se va desarmando. ¿El momento de la revancha del muchacho cual podría ser? en este texto no esta, pero solo habría que leer Necrofilia de Leopoldo María Panero para aclarar un poco lo que trato de explicar, que no es moral, ni inmoral, si no NIHILISTA… pero esto no es lo que más me llamo la atención, sino esta parte: “posa sus manos sobre el triángulo castaño” claramente es el pubis, pero que es muy rico en significados. Primero, el típico que seria un pubis de color marrón oscuro. El segundo pondría de ejemplo la mujer en las pinturas de Juan Gris, Braque, Fernand Léger, y el más conocido que es Pablo Picasso. Encontrar la geometría en la imagen como lo hicieron estos pintores a principio de siglo es la: «perspectiva múltiple». Y el tercero, mi favorito, tomando a la palabra castaño como árbol, a base del contexto. Se lo doy a un fragmento del Márquez de Sade que lo escribiré para finalizar, para que juzguen ustedes mismos:


“-Pero, mamá, os repito que lo conozco: padre, os ruego que me digáis qué mal hago al asegurarle a mamá que conozco ese olor.
-Señorita -responde el eclesiástico, acariciándose la papada y aflautando la voz-, no es que haya hecho ningún mal exactamente; pero es que aquí nos hallamos bajo unos castaños y nosotros los naturalistas admitimos, en botánica, que la flor del castaño...
-¿Que la flor del castaño ... ?
-Pues bien, señorita, que huele como cuando se eyacula.”