domingo, 11 de diciembre de 2011

Cortas memorias de una acumuladora


Noviembre/23:49. Una perra sentada, mis manos iban llenas, la basura de día sábado es especialmente abundante. Una perra blanca sentada, arrinconada por otros tres perros, tengo los nudillos fríos, me duelen las manos, llevo un par de contenedores plásticos de olor avinagrado. Una perra intentando ser montada por un perro negro, intenta hacer que la perra se levante y así penetrarla, apuro el paso y cambio de acera, aquellas escenas no deben distraerme de mis actividades nocturnas, no deben interponerse entre los contenedores y yo. La perra se quejaba, se escuchaba su llanto lastimoso, di un pequeño vistazo atrás y allí estaba el perro negro contorsionando sus caderas al ritmo de la necesidad, miré adelante, la curiosidad ya me fastidió el horario. La perra estaba resignada, el perro negro no alcanzó a acabar cuando otro se estaba montando, eran tres y faltaba uno pequeño, bastante sucio, seguí caminando hasta que no pude escuchar su llanto, mis manos estaban adormecidas, iba atrasada, ya no recordaba de qué color eran sus pantalones.

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