jueves, 26 de abril de 2012

Puedo escuchar la lluvia híbrida [Parte II]

No tenía ya la mirada de un viejo conocido, ahora la tierna sombra del descubrimiento iluminaba sus ojos. El abrigo de piel sintética no debía de protegerlo mucho del frío, con ánimo caminó hasta el parque, con un cigarrillo entre los labios partidos, botando el humo y reclamando por la última calada que iba a dar aquella noche.  La música se ocultó porque en ese momento su voz era más importante, caminamos, me contó su historia de todo, explicar todo, conocer todo, caminar hasta el más oscuro límite en que he puesto mis pies. No había más que hacer, observé cómo cortabas con una navaja una cinta negra, la tenías hace mucho en la muñeca, dijiste algo que no recuerdo, allí quedó tirada, pisoteada un par de veces, llena de polvo proveniente del desconocido horizonte oscuro. Te pregunté si eran murciélagos los que chasqueaban sus dentecillos, los que estaban volando sobre nuestras cabezas, no pudiste responder con seguridad. Niña boba, ejecutamos un baile con las manos unidas en torno a un eje ¡y me hablas de murciélagos!.

No hay comentarios: