"…la suerte, la suerte,
adivinar la suerte. Para los creyentes no existe la suerte, pero si dices algo
bueno, te dejan adivinar. He visto tantas matas negras de hombres y mujeres,
tengo que tocar pelos negros y decir “¡ey! Aquí, entre éstos suertudos pelos,
veo que te irá genial los próximos meses… pero debo verte más seguido. Los
niños caen igual, incluso sus madres me los dejan a solas, y sin pelos es más
fácil tocar y leer…"
"…no me acuerdo qué hice con los documentos y
esa fotografía en blanco y negro de mi útero. Durante el día tiré las pruebas
que me hice en el baño, todo a la bolsa, la saqué de su lugar y la anudé, la
llevé conmigo hasta la calle y la dejé en un contenedor de la calle siguiente.
Creo que los papeles y la fotografía fueron a dar al cajón, junto a otras
cosas. Debo quemar los papeles, no quiero esto y tampoco que alguien lo sepa.
Mañana tengo la cita, espero no ver sangre, me asquea la sangre…"
"…no hay forma de que me
descubra, soy mujer, soy muy cuidadosa. Borro los historiales de internet,
tengo cuatro cuentas de correo distintas, tengo contraseñas complicadas, muy
seguras. No hay modo de que me descubra. Tengo que pensar en un nuevo nombre,
puede ser “Sexminatriz” o “Zorra del amor”, luego lo decidiré…"
"…ave maría, mi santa, mi santa. Este dientecito
salió del vecino. Este dientecito de mi sobrino. Este salió de una tumba. Este
lo compré ayer. Padre nuestro, padre nuestro. Siguiente diente, siguiente
oración…"
Es en las iglesias en donde peores cosas se oyen… y me gusta oírlas, no
me las cuentan a mí, claro, para eso está el curita cochino. Yo las escucho
desde sus cabezas. En este lugar, sentados y sintiéndose culpables, comienzan a
pensar, casi automáticamente, en las cosas malas que han hecho. Me encantan las
historias de las mujeres, son seres perversos.
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