domingo, 21 de junio de 2009

Temores de aprovechado.

"Me pregunto si sería mejor convertirme en un muchacho
de provecho, no sé, hacer algo más que aprovecharme de
mis amantes y beber, aunque en realidad no pienso que sea
algo malo, o algo que deba cambiar".


Me llevé un buen susto cuando el reflejo que me devolvía el espejo dijo esas palabras, nunca pensé que un objeto como ese fuera capaz de infundir miedo, pero allí estaba hablando de un tema que quería evitar a toda costa.
Me encanta que los chicos que dicen amarme me regalen caricias y algo de su tiempo, sería insensato negarlo, siempre me emociono cuando ellos susurran mientras intentan quitarme la ropa a la fuerza, aunque me golpeen, aunque no me agraden lo suficiente, amo esa vida. El problema es que no tengo razones ni ganas de retribuirles todo lo que me dan, a menudo acepto invitaciones a beber y en la mente solo tengo una frase: si invita, bien puede tocar un poco.

Esta semana fueron diez o quince vasos, tres chicos enamorados invitando y mi reflejo en el espejo diciendo "si invita, bien puede tocar un poco".