lunes, 31 de agosto de 2009

El sol, el error y la revelación.

Esta vez miraba al horizonte con un rostro más triste de lo normal. Nuevamente estaba solo. La gente soporta a mi lado muy poco tiempo. El sol no teminaba de ocultarse, estaba medio sumergido en las tranquilas aguas y parecía burlarse de mi tristeza. Un par de minutos concentrado en la nada y me sentía, otra vez, despreciable.
- ¿Sabes?, a los papás no hay que corregirles, nunca les digas que están equivocados o que cometieron algún error. Pasa mucho que nuestra generación tiene más "estudios" que la generación de nuestros padres, pero digan lo que digan, nunca les hagas saber que se equivocan, ya tendrás una familia propia a la cual podrás corregir cuanto quieras.
- No lo sabía, pero ahora que lo dices me habría ahorrado muchos problemas manteniendo mi boca cerrada.
No estaba tan solo como supuse, siempre a la vuelta de la esquina hay alguien que desea verte y pasar un rato contigo. Cuando la gente no acude a tus llamados, es porque estás llamando a la persona equivocada. No te preocupes, las cosas pasan rápido.
Naaaaa, se me cruzaron un par de cables, pero estoy bien, ahora ya estoy mejor.

lunes, 24 de agosto de 2009

El ojo morado que merecía llevar.

Estaba dando vueltas y vueltas sobre mi cabeza, me tenía algo sorprendido, después de todo es poco común que una mariposa se quede tanto tiempo volando sobre un tipo que yace medio muerto en medio del callejón. Hasta ese momento todo era más que normal, después de haber buscado la pelea (como cada jodido fin de semana), era costumbre del perdedor quedarse algunas horas recuperando algo de fuerzas, no importaba la hora de mi llegada, tenía hasta antes del amanecer para caminar a la habitación que compartía con mi amante de turno, pero no podía llegar a casa sangrando y manteniendo apenas el quilibrio, no me pareció correcto.

Esta vez mi "pareja" (¿acompañante? ¿amante? ¿nene de turno?) era un muchachito precioso, parecía tener menos edad de la que en realidad tenía y eso me conquistó, aunque estaba menos trastornado que los chicos de siempre (lo que es una lástima).
No puedes tenerlo todo, es contra las reglas.

[Continuará].

martes, 18 de agosto de 2009

La senda del mal.

Íbamos caminando, casi eran las cuatro de la madrugada. Yo iba casi arrastrando los pies, tambaleándome mientras trataba de ignorar la conversación que sostenían mis acompañantes, dos señoritas muy lindas que iban un par de pasos detrás de mi. Ocacionalmente nos juntábamos a tomar, me fascinaba verlas bailar mientras yo me acababa de un sorbo el trago de turno. Ambas señoritas tenían un don para moverse al ritmo de la salsa, incluso un par de veces trataron de instruirme, aunque debo decir que no obtuvieron buenos resultados de mi parte. El asunto es que ellas lograban que me sintiera en el cielo, a pesar de no poder hacer lo pasos y mis movimientos torpes. Aún sabiendo que las invitaba para ver sus movimientos y deleitarme con sus piernas, ellas aceptaban sin hacer mayor problema, incluso un par de veces pude ver más arriba, ay que tiempos aquellos.

[Continuará]

martes, 11 de agosto de 2009

El final de algo

Una mañana, ella me llamó llorando. Desesperada cogió el teléfono y me eligió de entre toda la gente que ella conocía para hablar de su pena. ¡Ven a mi casa! por favor -me dijo-. ¿Qué se supone que hacía en esa situación?, decidí esperar a que todo se calme un poco y le vuelvo a telefonear. Descubro que ella sigue llorando y exige mi presencia. Decido ir a ver qué pasa, no soy su amigo, no soy más que un compañero de curso que siempre está en la cuidad que estudia porque odia la ciudad en la cual viven sus padres, además de odiar a sus padres de un modo retorcido. Ella es de una cuidad cercana, un par de horas en bus. Llego a su casa, sudando y medio preocupado (solo “medio” preocupado porque aún no la he visto y puede que no sea algo tan grave). Recorro media cuidad a pie, vivo en el centro y ella cerca de la universidad. Uh, que fastidio de calor. Llego, ella llora desconsoladamente. Nunca sé lo que debo hacer cuando una mujer llora, ellas lloran de un modo que puede estremecer a otras personas (creo que por eso prefieren hacerlo solas o qué se yo). La abrazo o eso intento, mis brazos son torpes. Trato de transmitirle confianza y algo de calor, ella realmente se ve afectada. No sé lo que hay que hacer cuando un ser humano llora. Se me ocurre que debo mantenerme con los “ojos secos”, si bien no es algo muy empático de mi parte, ayuda a tranquilizar a la otra persona. No sé cuanto tiempo estoy allí, tratando de tranquilizar a esa mujer que llora. Se había hecho un corte en la palma de la mano, se notaba en la marca, una línea bien definida y muy gruesa, que en ningún momento dudó mientras deslizaba la hoja. ¿Qué voy a hacer sin mi primer amor universitario?, le hice esa pregunta y pareció confundirse, o quizás la distrajo de su sufrimiento, ah nunca lo sabré.
Pasando a mi vida y la razón de mi reclamo, ese día quedé de ir a tomarme algo con mis amigos, digamos, mis verdaderos amigos, ese día era el último que estábamos los tres en la ciudad y la última vez que nos veríamos hasta el año siguiente. Dejé de juntarme con ese par de amigos para ir al rescate de una damisela en apuros, una mujer que lloraba desconsoladamente por un amor que no la merecía, un amor que la había llevado a cortarse la palma de la mano. ¿Ahora quieres leer el final?. Ella llamó a su madre antes de llamarme a mi (algunas horas horas atrás), debe ir a buscarla al terminal porque ella llega en un rato más. Compramos algo para almorzar, cocinamos, almorzamos. Su madre se veía tensa, pude ver en sus ojos que lo único que quería era que yo me largara. La muchacha se despidió de mi, no supe en qué terminó el asunto y por qué razón exacta ella lloraba, quizás en algún momento me lo dijo, pero ya no lo recuerdo.