domingo, 22 de julio de 2012

Puedo escuchar la lluvia híbrida IV

Apareció una golondrina, una pequeña, por algún motivo me pareció que era la última del año, se veía solitaria, buscaba algún otro pájaro, a un compañero. Otra golondrina apareció, otra igual a la primera, se posó sobre el cableado, quizás no pudieron reconocerse a lo lejos, siguieron su camino en la misma dirección. Arriba, la suave curvatura del cielo podía verse clara, una delgada estela de humo dejada por un aeroplano la hacía visible. No le vi partir, nunca se marchó. Deja ya de llamarme, no quiero hablar contigo, no quiero verte. El sonido de todo, el frío de siempre, congoja.

lunes, 16 de julio de 2012

Puedo escuchar la lluvia híbrida III

Amor, despertaste malherido. Las costillas marcadas, la respiración agitada. Fumaste, mirabas a todos, pedías explicaciones. Las nubes estáticas, el cielo moviéndose, caminando sobre nuestras mareadas cabezas, la luna. No podía explicarme la lejanía, siempre observando, no me mostrabas tus ojos tristes. "Casi me muero" "no te importa"... Mis ojos debían estar en algún otro lugar, mi nariz estaba saturada de olores nuevos, frescos sabores de otro mundo en una nave estrellada; varada en la tierra. El extraterrestre ponía los ojos sobre mí, me preguntaba el significado del manuscrito, me servía el brebaje místico. El cielo, vómito abundante, violáceo. Mañana, desapariciones misteriosas, vieron peces, agua, luz. Mis manos frías, siempre.