miércoles, 30 de diciembre de 2009
El ojo morado que merezco: de regreso a casa.
Nunca fue fácil explicar las cicatrices que adornaban mi cuerpo, mucho menos si debía explicarlo una o dos veces al mes. Siempre había alguien cuidando de mi cuerpo, siempre me esperaban ojos cansados de muchachos lindos. El problema no era conseguir compañía ni matenerlos atados a mi cuerpo, nunca fue problema dañarlos y fingir amnesia. ¡Ja!.
Llegué y el cuarto estaba vacío, la puerta del baño abierta y la luz encendida. Me acerqué curioso, casi apostando que el muchachito me había abandonado. Asomé la cabeza y lo vi en el suelo. Atiné a levantarlo y acostarlo sobre la cama, revisé sus brazos y su cabeza. Al parecer solo era un desmayo. Cuidé de él toda la noche y decidí retenerlo a mi lado. Cuando desperté me preguntó por la sangre seca de mi rostro, yo le pregunté si había dormido bien. Nuestros rostros estaban cansados, nuestros cuerpos clamaban por sueño. Lo abracé. El amor tiene mil formas y la mitad de ellas tienen moretones.
martes, 22 de diciembre de 2009
Consejillo del vagabundillo medio loco
A ver si les quedan ganas de seguir robando con un hueso fracturado o si quedan cojos.
Siempre recuerda que los héroes muertos no pagan deudas ni mantienen familias.
Nota mental: anotar con lujo de detalles las circunstancias que rodearon este inusual encuentro.
jueves, 17 de diciembre de 2009
El alocado ruido del mal
[Continuará]
jueves, 22 de octubre de 2009
Saturno dice: estoy jodido.
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Ser un profeta sin una esquina en la cual gritar (Notas sobre la "Legión de los Pirados").
El tipo gritaba que el mundo se acabaría, que seres de apariencia chistosa y muy malos decidían sobre nuestro destino, que el cielo en realidad era morado y que no lo veíamos de su color real porque nuestros ojos imperfectos permitian las aberraciones cromáticas, que todo era una gran conspiración y que él tenía la verdad guardada bajo su sombrero (que por alguna curiosa causalidad, era de aluminio). ¿Cómo llegó a ese estado?, me quedé mirándolo durante un rato mientras reflexionaba el asunto. Quizás vio algo que no debía ¿un alienígena descendiendo de su nave?. Quizás estaba en el lugar y segundo equivocado ¿le pegó un rayo que le quemó el pelo y de paso lo dejó "tocado"?. Quizás algún golpe cuando pequeño ¿acaso su hermano lo empujó escaleras abajo y cuando despertó llegó a la conclusión de que había algo que lo observaba?. Miré al cielo y pude ver con claridad el rostro de una especie de alienígena proyectada sobre la luna. Me asusté en serio y bajé la vista inmediatamente, traté de regularizar mi respiración y despejar mi cabeza mirando a las palomas que picaban un par de migas de pan. Inspiré profundo antes de volver la vista al cielo, tres, dos, uno... miré al cielo y ese rostro seguía allí, "eso" se burlaba de mi, tenía una mueca retorcida. Grité y corrí como alma que lleva el diablo, trataba de alejarme de "eso", pero seguía escuchando sus carcajadas. Al llegar a mi casa me encerré en una habitación sin ventanas y me dediqué a confeccionar un bonito sombrero de aluminio. Recién en el momento que acomodé el artilugio de aluminio sobre mi cabeza, pude sentir que mi miedo desaparecía, me sentía aliviada. En un momento, una idea fugaz pasó por mi cabeza: por fin entendía de qué iba eso de la conspiración. Ahora que por fin poseía el conocimiento de la verdad absoluta, y que estaba bien guardada bajo mi casco de aluminio, ¡debía compartir mi conocimiento con el mundo!. Salí de mi casa y con paso seguro me dirijí a la plaza más cercana. ¡Yo sé toda la verdad! ¡los tipos de la conspiración tienen rostro chistoso, pero son muy malos, muy malos!.
jueves, 10 de septiembre de 2009
La senda del mal.
lunes, 7 de septiembre de 2009
¿Otra vez?, desafortunadamente sí.
-¿Sabes? creí que eras diferente, pensé que las palabras de tu poesía eran fieles y sinceras.
-Lo eran, en el momento que las susurraba en tu oído.
-¿Ahora no? ¿anoche no?.
-No.
-¡¿Qué?! ¡me largo! muérete con esas palabras malditas que salen de esa mente enferma.
-No tienes que irte.
-Tenía fe en que podía conquistar tu corazón.
-Sabes bien que no puedo amar. Tu te arriesgaste, lo sabías y aún así viniste a mi.
-¿Me estás culpando?
-No, pero no tienes que irte.
-Jódete.
Esa última palabra la dijo desde la calle, yo asomaba mi cabeza a través de la ventana. Creo que fue allí cuando cedió el macetero que ese muchachito insistió en colocar sobre la ventana. Esas flores se ven geniales colgando -me dijo-, yo le hice caso y ahora esa flor escarlata que crecía en el macetero que cayó sobre mi cabeza, estaba atrapada en la ventana, sin la planta que la sostuvo durante el breve lapso que ese muchachito me miró con ojos compasivos.
El mareo seguía allí. La flor escarlata seguía allí. El muchachito ya no estaba, pero vendrían otros.
Así de simple es vivir.
lunes, 31 de agosto de 2009
El sol, el error y la revelación.
lunes, 24 de agosto de 2009
El ojo morado que merecía llevar.
Esta vez mi "pareja" (¿acompañante? ¿amante? ¿nene de turno?) era un muchachito precioso, parecía tener menos edad de la que en realidad tenía y eso me conquistó, aunque estaba menos trastornado que los chicos de siempre (lo que es una lástima). No puedes tenerlo todo, es contra las reglas.
[Continuará].
martes, 18 de agosto de 2009
La senda del mal.
[Continuará]
martes, 11 de agosto de 2009
El final de algo
Pasando a mi vida y la razón de mi reclamo, ese día quedé de ir a tomarme algo con mis amigos, digamos, mis verdaderos amigos, ese día era el último que estábamos los tres en la ciudad y la última vez que nos veríamos hasta el año siguiente. Dejé de juntarme con ese par de amigos para ir al rescate de una damisela en apuros, una mujer que lloraba desconsoladamente por un amor que no la merecía, un amor que la había llevado a cortarse la palma de la mano. ¿Ahora quieres leer el final?. Ella llamó a su madre antes de llamarme a mi (algunas horas horas atrás), debe ir a buscarla al terminal porque ella llega en un rato más. Compramos algo para almorzar, cocinamos, almorzamos. Su madre se veía tensa, pude ver en sus ojos que lo único que quería era que yo me largara. La muchacha se despidió de mi, no supe en qué terminó el asunto y por qué razón exacta ella lloraba, quizás en algún momento me lo dijo, pero ya no lo recuerdo.
domingo, 21 de junio de 2009
Temores de aprovechado.
Me llevé un buen susto cuando el reflejo que me devolvía el espejo dijo esas palabras, nunca pensé que un objeto como ese fuera capaz de infundir miedo, pero allí estaba hablando de un tema que quería evitar a toda costa.
Me encanta que los chicos que dicen amarme me regalen caricias y algo de su tiempo, sería insensato negarlo, siempre me emociono cuando ellos susurran mientras intentan quitarme la ropa a la fuerza, aunque me golpeen, aunque no me agraden lo suficiente, amo esa vida. El problema es que no tengo razones ni ganas de retribuirles todo lo que me dan, a menudo acepto invitaciones a beber y en la mente solo tengo una frase: si invita, bien puede tocar un poco.
Esta semana fueron diez o quince vasos, tres chicos enamorados invitando y mi reflejo en el espejo diciendo "si invita, bien puede tocar un poco".
lunes, 25 de mayo de 2009
El caso del suicida pasivo.
- En aquellos días, cuando deseaba suicidarme según el plan, estaba equivocado. No pensé en las implicancias de mi decisión, ni en los obstáculos que tendría que sortear. A medida que pasaban los días me preguntaba qué detalle escapaba de mis planes, con los años comprendí que el hecho de provocar la muerte iba en contra del plan en si, es algo complicado de explicar. El asunto es que ahora me considero un suicida pasivo y vivo de acuerdo a esa filosofía.
- ¿Suicida pasivo?.
- Tal como se oye, por qué pegarse un tiro cuando un automóvil puede hacer algo mucho mejor. Tiro del gatillo y ya está, pero bajo las ruedas del vehículo tu cuerpo quedará un buen tiempo tendido sobre el pavimento ¡todo un espectáculo!. No lo provocas, lo propicias. Sin culpas ni embrollos familiares, discusiones sobre la valentía o cobardía del acto de suicidarse.
- Entiendo.
- Cruzas la calle y, en cualquier momento, un día excelente o una semana horrenda, sin planearlo ¡zas! muerto.
Estaba desbordando energía, casi gritaba cada palabra que pronunciaba. Podía escuchar su respiración dura acompañando a sus manos que trazaban caminos erráticos en el aire entre nosotros. No me asusté, simplemente pensé que allí estaba la solución, tan simple como "No lo provoques, favorécelo".
A la semana me enteré de la colisión frontal de un automóvil usado con uno último modelo, mi amigo iba en el usado. Me pregunto si pensó en la posibilidad de quedar muerto para el mundo, pero fisiológicamente vivo.
Le hablo cada semana a su cuerpo, lo último que le comuniqué fue mi decisión de seguir su filosofía de "suicidio pasivo", pero con un ligero cambio: asegurarme de morir en la colisión.
lunes, 18 de mayo de 2009
Joven trastornado relata obsesión.
No sentía muchas cosas, no estaba muy preparado para enfrentarse a la gente que a diario le hablaba. Miraba por su ventana y sentía que cada latido de su corazón le destrozaba el pecho.
No quería volver a mirar por esa ventana.
Llegaba la hora y él no quería llegar tarde.
viernes, 17 de abril de 2009
El muchacho loco.
lunes, 6 de abril de 2009
Pe-lu-si-lla.
Ya de tarde, cuando todo es más frío y lejano, el muchachito había dejado de escuchar aquel coro burlesco, pero comenzaba a pensar en que había olvidado vivir su día, no había hecho más que mirar a la nada y sentirse paranoico, sudar constantemente por la opresión que sentía en el pecho, hacer gestos nerviosos con las manos porque no sabía bien cómo liberar la tensión que le producía escuchar esas risas perversas muy cerca de su cabeza. Risas horribles, risas estruendosas ¡ay maldita sea! no puedo dejar de pensar en aquello, simplemente me queda aceptar que a las pelusillas les encanta reírse de mi.
viernes, 6 de marzo de 2009
1-4-6 (Regresa la pesadilla).
Desperté muy asustado, sudando, medio paranoico y un poco más loco.
Uhhh, tengo que intentar dormir a una hora adecuada, esto me está matando.
domingo, 22 de febrero de 2009
Los viejos SI van a misa los domingos.
Ah, ya esta resignado y divisé a dos señoras paradas en una esquina, trajes de dos piezas, libros sostenidos de modo cariñoso, actitud de interés en cualquiera que pasara. Mientras yo pasaba casi al lado del parcito, de frente venía una familia.
-Hola.
-Hola ¿que tal?.
-Acá, haciendo el trabajo de dios.
Pasé sin darle mucha importancia, pero luego de algunos minutos de perderme en mi molesta cabeza y tratar de recordar exactamente las palabras dichas por aquel par, la situación me sacó una sonrisa. ¿Qué era lo que me provocaba esa sonrisa? ¿acaso el afán de la gente de tratar de imponer fe? ¿acaso el ver a dos señoras morirse de calor cuando podían estar a la sombra y hacer lo mismo? ¿acaso el curioso encuentro de un muchacho con cara de querer morir, un día domingo, tipo once de la mañana, con dolor de cabeza, con alcohol en el cuerpo, con un chocolate derretido en la mochila, con las manos frias, con el estómago revuelto, con ojeras delatoras y un par de viejitas que hacen "el trabajo de dios", son felices por eso y sonríen aunque el sol las esté quemando?.
Es curioso porque no salgo mucho, menos un día domingo en la mañana, nunca pensé en encontrar tema para escribir en un montón de viejitos que se dirigen obedientes a la misa de día domingo, con sus trajes limpios, con su rostro serio y su caminar pausado. No me gustan los viejitos, ni sus trajes, ni su fe, ni su caminar. ¿Llegaré a viejo pensando igual? ¿odiaré a los viejos cuando yo sea viejo? ¿me permitiré llegar a viejo?.
Y mi loco sueño continúa. Quisiera despertarme.
sábado, 7 de febrero de 2009
Saturno mete la pata, la mete a fondo y no se arrepiente.
Mmm, comenzando por la probable razón de la soledad de Saturno:
-No me había dado cuenta, hasta ahora, que no es elección de una persona el permanecer solo, es que el planeta no quiere estar con tal o cual persona. Mi teoria se confirma con un hecho bastante común. "Cuando la gente te necesita, siempre hay alguien ahí. Cuando tu necesitas a alguien, no hay gente a la cual puedas recurrir".
-Tampoco me había fijado que no es decisión mía alejar a la gente, basta con no hacer lo que ellos hacen para desentonar y perder la atención del resto del mundo. "Si alguien es raro, es genial hasta que la gente se ve obligada a convivir y/o soportar al sujeto".
Eso era, creo.
Saturno paseaba y se dió cuenta que no solo su corbata no era apropiada, sino que todo su ser a rayas desafina el mundo a cuadros.