Llevaba algún tiempo sin verlo, coincidimos en un bus que iba directo a La Serena. Conversando de asuntos de la vida, llegamos al tema inevitable para ambos: filosofía de vida, y es que en aquellas tardes lejanas compartíamos la idea de elegir el día de nuestra muerte, un suicidio en una etapa plena de nuestras vidas, acabar con todo a nuestro modo, un espectáculo apoteósico y esos detalles. Me moví con precaución a través de la conversación, nunca se sabe si después de cuatro años la gente piensa del modo radical de otrora. Unos minutos de silencio, miró fijamente a mis ojos y se acomodó en el asiento para relatar su nueva "filosofía de vida".
- En aquellos días, cuando deseaba suicidarme según el plan, estaba equivocado. No pensé en las implicancias de mi decisión, ni en los obstáculos que tendría que sortear. A medida que pasaban los días me preguntaba qué detalle escapaba de mis planes, con los años comprendí que el hecho de provocar la muerte iba en contra del plan en si, es algo complicado de explicar. El asunto es que ahora me considero un suicida pasivo y vivo de acuerdo a esa filosofía.
- ¿Suicida pasivo?.
- Tal como se oye, por qué pegarse un tiro cuando un automóvil puede hacer algo mucho mejor. Tiro del gatillo y ya está, pero bajo las ruedas del vehículo tu cuerpo quedará un buen tiempo tendido sobre el pavimento ¡todo un espectáculo!. No lo provocas, lo propicias. Sin culpas ni embrollos familiares, discusiones sobre la valentía o cobardía del acto de suicidarse.
- Entiendo.
- Cruzas la calle y, en cualquier momento, un día excelente o una semana horrenda, sin planearlo ¡zas! muerto.
Estaba desbordando energía, casi gritaba cada palabra que pronunciaba. Podía escuchar su respiración dura acompañando a sus manos que trazaban caminos erráticos en el aire entre nosotros. No me asusté, simplemente pensé que allí estaba la solución, tan simple como "No lo provoques, favorécelo".
A la semana me enteré de la colisión frontal de un automóvil usado con uno último modelo, mi amigo iba en el usado. Me pregunto si pensó en la posibilidad de quedar muerto para el mundo, pero fisiológicamente vivo.
Le hablo cada semana a su cuerpo, lo último que le comuniqué fue mi decisión de seguir su filosofía de "suicidio pasivo", pero con un ligero cambio: asegurarme de morir en la colisión.
- En aquellos días, cuando deseaba suicidarme según el plan, estaba equivocado. No pensé en las implicancias de mi decisión, ni en los obstáculos que tendría que sortear. A medida que pasaban los días me preguntaba qué detalle escapaba de mis planes, con los años comprendí que el hecho de provocar la muerte iba en contra del plan en si, es algo complicado de explicar. El asunto es que ahora me considero un suicida pasivo y vivo de acuerdo a esa filosofía.
- ¿Suicida pasivo?.
- Tal como se oye, por qué pegarse un tiro cuando un automóvil puede hacer algo mucho mejor. Tiro del gatillo y ya está, pero bajo las ruedas del vehículo tu cuerpo quedará un buen tiempo tendido sobre el pavimento ¡todo un espectáculo!. No lo provocas, lo propicias. Sin culpas ni embrollos familiares, discusiones sobre la valentía o cobardía del acto de suicidarse.
- Entiendo.
- Cruzas la calle y, en cualquier momento, un día excelente o una semana horrenda, sin planearlo ¡zas! muerto.
Estaba desbordando energía, casi gritaba cada palabra que pronunciaba. Podía escuchar su respiración dura acompañando a sus manos que trazaban caminos erráticos en el aire entre nosotros. No me asusté, simplemente pensé que allí estaba la solución, tan simple como "No lo provoques, favorécelo".
A la semana me enteré de la colisión frontal de un automóvil usado con uno último modelo, mi amigo iba en el usado. Me pregunto si pensó en la posibilidad de quedar muerto para el mundo, pero fisiológicamente vivo.
Le hablo cada semana a su cuerpo, lo último que le comuniqué fue mi decisión de seguir su filosofía de "suicidio pasivo", pero con un ligero cambio: asegurarme de morir en la colisión.