Alguien me preguntó qué dirección tomaría, me dirigí al este. Alguien me tomó de la cintura y se recargó en mi cuerpo, apenas podía caminar derecho con ese peso sobre mi hombro, pero me sentí a gusto. Lancé un golpe, el destinatario lo vio venir, pero no lo evitó. Llegamos al punto de partida, otra vez en aquella calle destrozada, la tierra suelta, el olor a cigarrillos consumidos hace horas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario