martes, 11 de noviembre de 2008

Corriendo con la brisa nocturna II

Alguien me preguntó qué dirección tomaría, me dirigí al este. Alguien me tomó de la cintura y se recargó en mi cuerpo, apenas podía caminar derecho con ese peso sobre mi hombro, pero me sentí a gusto. Lancé un golpe, el destinatario lo vio venir, pero no lo evitó. Llegamos al punto de partida, otra vez en aquella calle destrozada, la tierra suelta, el olor a cigarrillos consumidos hace horas.

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