viernes, 1 de octubre de 2021

Los Años - Día I

Cuando Anette dejó la casa, las demás éramos muy jóvenes para recordar detalles y muy bajitas para alcanzar a abrir solas el portón metálico que nos separaba de la calle. Sabíamos del mundo colorido más allá del hogar porque a través de las ventanas de las habitaciones se alcanzaba a ver parte de la calle y, a lo lejos, otras casas, muchas de ellas  idénticas a la nuestra, pero sin niños que se asomaran a curiosear o flores reconocibles en los jardines. Anette dejó la casa en otoño o decimos que fue en otoño cuando no es otoño, porque recordamos los árboles sin hojas; cuando es otoño decimos que Anette se marchó en invierno porque aquellas hojas que no están en los árboles tampoco están en el suelo, los jardines o las calles, las hojas que desaparecían en el otoño de los recuerdos también borraban más los recuerdos de Anette. No decíamos que se había ido en verano o primavera porque en ningún recuerdo Anette mostraba algo de piel más que la del rostro y las manos. Anette no se habría marchado en verano y tampoco en primavera, no sabemos si en otoño o invierno, pero nos gustan las estaciones frías y nadie se cuestiona que Anette escogiera irse con el viento y las hojas que desaparecieron de los recuerdos y las calles, de los árboles y los jardines. 

Por mucho que nos preguntemos qué fue de Anette, cada una recuerda que se marchó un día, pero no sabemos quién era Anette: ninguna recuerda el color del cabello de Anette, tampoco de qué color tenía los ojos, qué tipo de ropa usaba o qué tipo de manos tenía; ¿era pelirroja de ojos verdes y manos alargadas? ¿era morena de ojos miel y manos pequeñas? ¿era simétrico su rostro? ¿era linda la ropa que usaba? ¿quién era Anette? ¿su nombre significa algo más que letras olvidadas un otoño o un invierno? 

Al caminar por el pasillo principal -el que dirige a cada puerta de cada habitación-, hay una puerta rosa que tiene una gran "A" pintada en verde agua y aquella era la puerta de la habitación de Anette o podría ser de Aretha o Anel; la puerta no tiene marcas visibles y tampoco modo de abrirla, ninguna manilla de lado del pasillo y esa letra grande pintada es una letra que nos recuerda que alguien tenía un nombre que comenzaba con la letra "A". Quizás no era Anette la que vivió detrás de esa puerta, sino Aaron o Abel, quizás era un chico alto que vestía con camisas de franela y jardineras, quizás tenía rizos rubios y tenía dedos largos con uñas cuidadas. Quizás Abel sí se marchó en primavera o en verano, porque recuerdo las flores en el jardín, los pétalos en la calle y otros niños saliendo del hogar rumbo a algún otro lugar; supongo que lejano, supongo que mucho más allá de lo que se podía ver desde la ventana de la habitación.

Salí al pasillo dejando detrás de mí la única puerta de la casa que escondía detrás una habitación, la puerta del frente apenas se sostenía de la bisagra superior. No era invierno u otoño, no habían árboles a los cuales pudiera observar, tampoco corría brisa o el sol estaba en el cielo para saber si el clima era bueno y decir que me fui de casa en verano. No llevo prendas encima, son innecesarias. No llevo nombre tampoco, a donde voy los nombres no pueden ser dichos. 

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